Skip to main content

Grandes Reservas Ostatu Vizcarra

Un título un poco extraño que esconde una reflexión que creo que es muy importante. España y sus vinos se rigen por una curiosa clasificación, única en el mundo. Y lo más curioso de todo es que la gente desconoce su contenido.
 
Me refiero a la clasificación de “crianzas”, “reservas” o “grandes reservas”. Sólo la encontrarás en nuestro país y no por singular es más interesante. Es un sistema que clasifica los vinos más por el método y los procesos de elaboración que por la calidad del producto en sí. Aunque como todo, esto tiene sus matices.

Es decir, que si un vino cumple los famosos dos años de guarda en bodega, que normalmente se reparten entre 12 meses dentro de una barrica bordelesa (225) y otros 12 meses dentro de una botella, podrá salir a partir de noviembre del 2º año con la categoría de crianza. Todos por igual, sin A, B o C en calidad… Todos llevarán la misma contra de crianza y no habrá manera de identificar quien es de un viñedo singular, de un viñedo más viejo, del fondo de un valle o de una ladera de secano. ¡Todos al mismo saco! 

Por ello este tan discutido método ha tendido con el paso de los años a ir desapareciendo para liberación del bodeguero y apertura de mente del vinófilo/a. Zonas como Priorato, Galicia o Bierzo, entre otras, están liberadas de este yugo que creo que no ha hecho más que atar y confundir al consumidor a la hora de probar, comprar o presumir… Muy alejados de la auténtica realidad.

Dentro de esta clasificación la que más ha sufrido es la de Gran Reserva, hasta el punto de estar casi desaparecida de las cartas de vino y del diálogo del Vinófilo, quedando relegado al olvido y casi siempre arrastrando un gran lastre cualitativo. ¿Por que? Recuerdo que eran símbolo de calidad y prestigio, de vino de celebración o de vino de guarda con garantías, cuando el consumidor entendía el valor que aportaba esta palabra y el respaldo que ofrecía.

¿Qué ha pasado? Pues que algunos vieron el negocio fácil. Aquellos vinos que no valían para envejecer bien, pero que sin embargo si los envejecías conseguías cobrar más por ellos y vender gato por liebre, ganaron cada vez más nicho de mercado. Y entre más nicho ganaban, más decepciones generaban y más se alejaba el cliente. Porque cada botella (de vino no apto para envejecer) presentaba aromas de oxidación, colores de oxidación, una acidez desproporcionada y botellas a medio vaciar encima de cada mesa. Al final la gente huye de ellos. Hasta casi su desaparición. Algo así como lo que le llegó a pasar al vino rosado.

Dos bodegas de nuestro catálogo han apostado por volver a poner esta categoría de vino en su sitio. Mostrar al público que en realidad los grandes vinos, de las grandes añadas necesitan tiempo en bodega. Necesitan tiempo al abrigo de la luz, de los cambios de temperatura. Al cobijo de las bocas ansiosas por beber juventud. Volviendo a un concepto en las bodegas que a mi me encanta y que es pasar del “Esto es un super vinazo, llévatelo y guárdalo en casa” por “Esto es un vinazo que voy a sacar al mercado en el momento oportuno” Así se garantiza que el producto llega en perfecto estado y en el momento óptimo al consumidor final.  Labor fundamental de todos los que vivimos de esta industria.

Ostatu Gran Reserva 2011 y Vizcarra Torralvo Gran Reserva 2011 ya están en nuestro almacén. Pocas botellas de un vino envejecido un mínimo de 2 años en barricas y 3 años en botella antes del salir al mercado. De una buena y fresca añada como la 2011, listos para disfrutar, guardados en las mejores condiciones y con una finura y elegancia que te permite reencontrarte con los vinos ‘hechos’. ¡Los vinos sensatos y asentados!
Para mi un lujo recibir a estos dos nuevos vinos en la familia y un placer contar con bodegas que piensan diferente y que les gusta salirse del redil. Ahora sólo faltan consumidores como tú, sin prejuicios y de paladares entrenados. No dejes de probarlos.

{chronoforms5}ficha&id=437{/chronoforms5}
{chronoforms5}ficha&id=467{/chronoforms5}