Pedro Mercado
es enólogo y profesor del máster de enología y viticultura de la Politécnica de Madrid. Ha encontrado en un pueblo muy cercano a Mérida un fantástico viñedo con el que está elaborando espectaculares vinos que tienen todo lo que deben tener. Estructura, acidez, complejidad aromática… Una capacidad “preciosa”, como dice el propio Pedro, para mostrar con franqueza su terroir. Esto puede sonar a lo que se dice siempre cuando se quiere hablar bien de un proyecto. Pero en el caso de Pago Los Balancines es exactamente así.
Mercado encontró un viñedo “mágico” pero también una zona, en la Ribera del Guadiana con un clima y unas condiciones únicas. En estos años además ha plantado varias hectáreas. Su bodega crece en producción y mantiene un aumento exponencial -a la vez que regular, probablemente lo más complicado- en la calidad de unos vinos que tienen mucho que contar.
En la mañana de hoy martes 10 de octubre, hemos realizado en nuestra sala una vídeo conferencia con él y parte de su equipo (no es la primera, pero sí la mejor organizada hasta la fecha por Vinófilos) para catar en conjunto las añadas actuales de cuatro de sus referencias: Huno Blend, Huno White, Haragán y Mastines de Los Balancines.
Hablaremos pronto desde un punto de vista más técnico de estos vinos, pero hoy quiero trasladarles algunos apuntes de su discurso que nos parecen muy interesantes:
1.- Resaltar el mérito que tiene conseguir unos vinos tan “frescos”, tan largos y con un brutal potencial de envejecimiento en una zona tan cálida como Extremadura. El fantástico trabajo de campo, el punto de madurez, las vendimias nocturnas… Todo importa y al final demuestra que la profesionalidad y el cuidado del máximo detalle es lo que consigue elaborar un gran vino.
2.- La elección de la mejor madera. “No hablemos mal de la barrica. Hablemos mal de la mala barrica, del exceso de madera. Los grandes vinos no serían lo que son sin su paso por barrica. Entonces preocupémonos más en encontrar el mejor roble posible y trabajémoslo como es debido”.
3.- “Toda la viña de Balancines es de secano y plantada en vaso. Cuando hace tres años empecé a plantar viñedo en vaso y secano me llamaban loco. Ahora veo que otras zonas están apostando decididamente por este tipo de plantación. La vegetación crece alrededor del tronco y el sol no quema la uva. Creo que no hay mejor manera de cultivar viñedo en clima cálido que este. El cambio climático nos pone las cosas cada vez más difíciles. Si la planta no crece desde el principio aprendiendo a protegerse y a sobrevivir sin riego, tendremos un gran problema en el futuro. La planta acostumbrada al riego en un futuro habrá que arrancarla”.
4.- La Tinta Roriz. “Es nuestra tempranillo perfecta. Tradicionalmente en la zona cuando la gente que quería plantar viña lo más cercano era acercarse a los mercados de Portugal, donde cuando quieres tempranillo te ofrecen esta variedad que es exactamente la misma pero adaptada al medio. Si aquí plantamos la tempranillo del norte la planta sufre, es vulnerable a las condiciones climáticas de esta zona. La Tinta Roriz es además el ejemplo claro de adaptación, demostrando que en zonas más meridionales como la nuestra se pueden elaborar grandes vinos”.
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