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Jesús Barquín Equipo Navazos Jerez NIepoort
En la tarde de este jueves 28 de septiembre de 2017 tuvimos el placer de contar con la presencia de Jesús Barquín, quien allá por 2005 fundara Equipo Navazos junto a Eduardo Ojeda, empresa que a día de hoy tras 12 años de existencia ha tenido un peso importante en el resurgir de los vinos de Jerez en todo el mundo.

La historia del Jerez es milenaria. Pero centrándonos en la edad moderna, hablamos de unos vinos que se exportaban por todo el planeta, siendo considerados como productos de altísima calidad. Los últimos años del siglo XX supusieron un cierto declive que parecía definitivo con un crecimiento desmedido de la producción y una bajada de precios insostenible.

Sin embargo en los últimos años esta tendencia ha cambiado de manera importante, marcando un hito el año 2015, primero en el que aumentó el consumo nacional de vinos de Jerez después de 30 años de estancamiento. En ese año, Equipo Navazos ya tenía 10 años de existencia y el trabajo realizado por este grupo ha sido sin duda piedra angular de esta evolución. Si bien en los primeros años eran considerados casi “buscadores de tesoros”, porque se dedicaban a localizar las mejores botas en las múltiples bodegas de la zona para comprarlas y embotellarlas bajo su etiqueta, hoy por hoy ya producen estos vinos controlando todo el proceso, por lo que se consideran productores como tal.  No tienen bodega, no tienen almacén. Su trabajo sigue siendo el de recorrer la zona para embotellar lo mejor de lo mejor.
Cata Profesionales Hostelería Jerez Jesús Barquín

“Nuestros vinos son de alta gastronomía, que hay que pararse a contarlos”. Todas las botas que sacan al mercado son vinos que consideran “enormes”, o que tienen algún tipo de singularidad que los convierte en auténticas joyas que merecen ser ponderadas.  Barquín considera que “para apreciar estos vinos hay que probarlos de manera comparativa”. Entre referencias de la zona, o incluso con vinos de otros orígenes.

“A los grandes vinos les vas sacando descriptores que vienen por oleadas. El vino está vivo, evoluciona constantemente. Nos encanta sentarnos alrededor del vino y hablarlo, ir comentando lo que ofrecen en cada momento. Estos vinos son para amantes, conocedores del producto que saben apreciar la infinidad de matices que tienen”

Con él probamos en el día de hoy en primer término un espumoso del Penedés, Colet Navazos Reserva Extra Brut 2009, elaborado con uva Chardonnay, pero que en el degüelle como licor de expedición se le añaden unos 2,5 ml de manzanilla pasada. Esto le da un toque sutil que combina lo mejor de dos grandes aperitivos: el de un espumoso Extra Brut con la manzanilla. Este es un producto diferente, que es también un aspecto característico del equipo Navazos. Además de localizar y embotellar grandes botas de manzanillas, olorosos, amontillados… Esto les da “vidilla”. Lo hacen porque les gusta.

Pasamos luego a catar La Bota de Manzanilla nº42 (saca de febrero de 2013), y la nº71 (saca de enero de 2017) Vinos muy diferentes, voluminosos, con cuerpo y densidad. Pasamos por la Bota de Oloroso 46 de Montilla-Moriles, dejamos atrás el Palomino Fino para disfrutar de un Pedro Ximénez de gran concentración. Vinos “gordos” como los describe Jesús.

Otra cata importante fue la de Navazos Niepoort, un vino muy frágil y delicado. Un perfil que ahora está de moda pero que Barquín y Ojeda comenzaron a elaborar desde 2008. Nacido de la asociación entre Navazos y la bodega portuguesa Niepoort, con tan sólo 9 meses de crianza bajo velo de flor, se trata de un vino fantástico con el que “iniciarse” en Jerez.

Imagen Botas Equipo Navazos

Todos estos vinos son perfectos apertivos, pero también vinos fantásticos para comer con ellos. Buenos maridajes serían todo lo que tenga que ver con charcutería, buen producto ibérico, quesos de pasta, setas y sobretodo con comida oriental, con salsas especiadas y toques picantes.

Terminamos endulzando el paladar con “Casa del Inca” 2015, un Pedro Ximénez no sometido a crianza en madera, su carácter se lo da exclusivamente el tiempo, el reposo de más de un año en las tradicionales tinajas que se utilizan en Montilla-Moriles desde hace siglos.

Estamos convencidos de que en Canarias hay un hueco en el mercado que deben ocupar los vinos de Jerez en todas sus versiones. Auspiciado por el turismo gastronómico (gran conocedor de esta zona) debemos trabajar por mejorar su consumo y hacer comprender a hosteleros y público general que las cartas de nuestros restaurantes no están completas sin un par de vinos de Jerez en ellas.