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Diferencias entre los consejos reguladores de las diferentes denominaciones de origen y los viticultores y bodegueros de sus respectivas zonas, las encuentras allá donde vayas. La mayoría de las veces no son irreconciliables. Y otras sí. Últimamente se escucha y se lee mucho acerca de las voces que desde Rioja gritan que otra Rioja es posible, que no hay sólo una y que es necesario distinguirlas. En Canarias contamos desde hace unos años con la undécima denominación de origen (DOP Islas Canarias) Nueva y de carácter global, que abarca a uvas y viñedos de todo el archipiélago. Muchos piensan que once denominaciones en un territorio tan pequeño no tienen sentido. Otros lo ven como lo lógico y natural y no quieren dejar de pertenecer nunca al sello que distingue sus vinos obtenidos de unas pocas hectáreas de terreno.

A veces los viticultores se sienten limitados con determinadas normas que encorsetan las posibilidades de elaborar vinos diferentes. Como el caso de Juan Carlos Vizcarra en Mambrilla de Castrejón, Burgos. No me malentiendan: Juan Carlos está muy a gusto con el Consejo Regulador de Ribera del Duero. Y si no lo está, no nos lo ha contado. Pero sí nos contó lo que relato a continuación.
 
Juan Carlos Vizcarra en sus tierras, justo antes de explicarnos el sistema de poda de su viñedo

La variedad predominante en Ribera del Duero es la conocida como Tinto Fino o Tinta del País (que no es otra cosa que Tempranillo) pero es el Consejo Regulador de su zona quien marca con qué uvas y en qué porcentajes se puede elaborar vinos en su demarcación. Según la norma, los vinos de Ribera del Duero deben estar elaborados en no menos de un 95% con Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y/o Malbec. Por lo que la Garnacha y la Albillo quedan relegadas a un escaso 5%.

En Ribera se cultiva Garnacha. Claro está, de manera minoritaria. Pero se cultiva y, según cuenta Juan Carlos, los garnachas de la zona eran tradicionales en épocas pasadas. Bodegas Vizcarra contaba con cinco referencias en el mercado hasta hace bien poco, todas elaboradas por gravedad y con un marcadísimo carácter de vinos de la cuenca del Duero. A saber:

1.     Vizcarra Senda del Oro: El vino joven. Un “roble” fresco perfecto para disfrutar sin complejos de los tintos de la zona.
2.     Vizcarra 15 meses: Mayor crianza en madera que lo hace más complejo y elegante.
3.     Vizcarra Torralvo: El primer buque insignia, el crianza con mayor trayectoria. Elaborado al 100% con Tinto Fino, de viñedos viejos, y con 18 meses de barrica de roble francés.

El cambio generacional es inevitable, Juan Carlos toma el mando de la bodega y llegan sus hijas Celia e Inés. La evolución de Bodegas Vizcarra pasa entonces por la aparición de dos vinos que dejan de ser 100% Tinto Fino para elaborarse como coupages con Garnacha (en un 5%, como expliqué anteriormente) en el caso de “Celia” y con Merlot (en este caso en un 10%) para el vino Inés. Ambos son tintos de larga crianza cuyas características son las siguientes:

4.     Celia, de Vizcarra. Tinto Fino y Garnacha que aporta elegancia respetando el terruño. 16 meses de crianza en barrica de roble francés (95%) y americano (5%).
5.     Inés, de Vizcarra. Coupage con Merlot con 16 meses de roble francés y americano al 50%.

Lo que nos contó hace casi un año fue que tenía muchas ganas de elaborar un nuevo vino de sus tierras, su sexta referencia. Un tinto hecho al 100% con Garnacha. Con esa estupenda Garnacha con la que elabora su vino Celia que tan buenos resultados le daba. Viñedos con unos diez años de crecimiento que ofrecen una uva excelente… ¿Por qué no?

Eso sí, este nuevo vino no podía ser aprobado por la DO Ribera del Duero, con lo que Vizcarra decidió buscar la contraetiqueta más cercana que le permitiera sacar al mercado esta nueva referencia: el Consejo Regulador de Vinos de la Tierra de Castilla y León.

Dicho y hecho, ya encuentras en el mercado (y en nuestro catálogo) el nuevo Vizcarra Garnacha (elaborado como todos sus vinos por gravedad) una selección especial obtenida del viñedo Celia, con 15 días de maceración inicial en acero a 25ºC y fermentación maloláctica en madera. Criado durante 14 meses en barricas de roble francés y americano al 50%.

El resultado es un vino sobresaliente, sabroso, equilibrado. No es un garnacha al uso, aunque la variedad le aporta su inevitable intensidad, pero Juan Carlos consigue que sea también ligero, de textura agradable y de intenso postgusto. En nariz se nota la madera, pero al mover la copa y oxigenar el vino se integra perfectamente con la fruta y aparecen aromas especiados, a fruta roja, a cáscara de naranja… Un vino fantástico del que cada año saldrán unos pocos miles de botellas, que será por tanto difícil de conseguir si lo dejas pasar y que está obteniendo grandes críticas y puntuaciones allá donde va.

Sin ir más lejos, la Guía Peñín de los mejores vinos de España le otorga 94 puntos. Un nuevo vino, elaborado en el Duero pero al margen de su Denominación de Origen. Un vino de Castilla y León elaborado con una uva casi “marginal” que vence y convence. Uno de esos casos en los que uno vuelve a preguntarse si vivir encorsetado por la norma sale del todo rentable. Si no llega a ser por Juan Carlos Vizcarra y su inquietud por hacer algo diferente nos habríamos perdido este fantástico Garnacha del Duero que es un gran vino que deberías probar. 

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