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Bibi Garcia Cortijo Los Aguilares
“Es una crack”, me dijo Mario tras volver a Canarias después de visitar a Bibiana García en su bodega en la Sierra de Ronda, al poco de haber incorporado sus vinos a nuestro catálogo. Enóloga sevillana que tras reunir experiencias en Rioja Alavesa, Priorat y Chile se ha asentado en Málaga, cerquita de su familia, donde dirige un proyecto vinícola espectacular que elabora tintos (y un fantástico rosado) en la montaña, a 900 metros de altitud.

Enérgica y apasionada, Bibiana tiene la capacidad de explicar fácil lo complejo. En una hora y media expone su proyecto al completo y cata contigo sus vinos con un hilo conductor perfectamente comprensible. El de la particularidad del clima de altitud, muy cerca de Grazalema (el lugar con mayor pluviometría del país) El de las variedades foráneas plantadas hace 20 años en una zona de tradición antiquísima que durante algo más de un siglo quedó en el olvido. El que explica que desde la sierra, mirando al sur, en los días claros se aprecia la cordillera del Atlas africano.

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Es decir, hablamos de una zona muy al sur, pero en altitud. Muy cerca de Jerez, donde la palomino y sus vinos blancos de baja acidez son protagonistas. Pero la Serranía de Ronda, que merece un hueco mucho más mediático en el panorama nacional, se distingue por un clima en el que sus variedades tintas conservan su acidez al tiempo que maduran como corresponde a su latitud cálida. Obteniendo por tanto vinos sabrosos y corpulentos, conservando acidez y frescor. Tintos equilibrados y longevos. Sin duda uno de los factores más interesantes a tener en cuenta en Cortijo Los Aguilares.

Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit Verdot y Pinot Noir. En el año 1999 el propietario del Cortijo (un enamorado de la Borgoña) se trajo a Michel Rolland para realizar la plantación. Uva foránea del gusto del propietario que soñaba con hacer grandes vinos tintos en su país. En una fantástica zona vinícola olvidada, donde se hacía vino incluso antes de la llegada del imperio romano. No se arrancó nada, porque no quedaba nada. Una zona donde “ni siquiera queda gente que sepa trabajar la vid y que pueda contarte que su abuelo tenía un viñedo”.

Allí llegó en 2008 Bibiana (el proyecto comenzó de la mano de Telmo Rodríguez) y en diez años el Cortijo Los Aguilares ha alcanzado altas cotas de calidad, como demuestran sus puntuaciones y reconocimientos nacionales e internacionales, donde no podemos dejar de resaltar la Medalla de Oro y Gran Medalla de Oro obtenidos por sus Pinot Noir (2008 y 2010) en el “Mondial du Pinot Noir” de Sierre (Suiza), superando en cata ciega a los grandes pinots franceses… Bibiana se ruboriza todavía hoy cuando lo cuenta. Pero es consciente de que “estas medallas no significan que nuestro vino sea el mejor del mundo… Es muy complejo. Pero sí sabemos que estamos ahí, que es un vino fantástico y que gusta mucho”.

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En cuanto a métodos de crianza, buen roble francés (barricas de 300 – 500 litros) al que da hasta 3 y 4 usos. También hormigón y alguna prueba con tinaja de barro (tuvimos la oportunidad de probar el escaso “Tadeo Tinaja”). Diferentes modos de estabilizar sus vinos mejorando su vida en botella. Sin aristas, sus tintos son siempre redondos y complejos.

Y añada tras añada se agotan. Todos. El joven, el rosado, el Pago El Espino… Y por supuesto el Tadeo Petit Verdot y el Pinot Noir. Se han convertido en vinos de cupo. Y son vinos, en especial los monovarietales, para disfrutar hoy y para guardar y comprobar su espectacular evolución en botella. Hazte ya con unas botellas de Cortijo Los Aguilares y disfruta. El próximo año, en el Tasting 2019 que celebraremos en Santa Cruz de Tenerife, tendrás la oportunidad de conocerla en persona y comentarlos con ella. Esas citas que un verdadero Vinófil@ debe tener siempre en agenda.