Otro equipo se ocupa de recuperar las planchas y trasladarlas hasta las explanadas cimentadas donde permanecerán hasta nueve meses para empezar su transformación. Comienza un trabajo fundamental, la primera clasificación visual y unitaria de cada una de las cortezas.
Desde allí se trasladarán a las piscinas, donde con vapor de agua a presión se realizará un lavado en profundidad.
Posteriormente se realizará una segunda clasificación para definir grosores y calidades, realizando cortes con la ayuda de una pequeña podona manual.
Ya tenemos la materia prima lista para comenzar su transformación. El primer paso, como no podía ser de otra manera, consiste en una tercera selección visual de la calidad de las planchas, para posteriormente fraccionarlas a contra-veta en trozos de unos 10 cm que llegan a las manos de las troqueladoras, movidas con pedal por los responsables de aprovechar al máximo y sin perder ni 1 milímetro de buen corcho con muchísima concentración y puntería. Desde ese preciso instante comienza un proceso de selección unitario para cada uno de los corchos, se valorarán los extremos o cabezas, la porosidad del cuerpo, el color, se fotografiará cada uno de ellos para enviarlos a su calidad correspondiente en un proceso mecánico y finalmente, de nuevo supervisado por más de una veintena de señoras.
Además, pudimos conocer los últimos avances tecnológicos en la detección de tricolor anisol a través del proyecto de investigación «one by one» lo que garantiza una ausencia total del defecto a corcho.
Tapones naturales de primera, de segunda y no sé de cuántas más, colmatados, aglomerados, uno más uno, para espumosos, para vinos de consumo inmediato, para vinos de mucha guarda, para magnums, para mucha más capacidad, para destilados, para vinos de licor, de 24, de 34, marcados a tinta o a fuego… Sin duda, una actividad con un lenguaje propio, con un factor humano fundamental en el proceso. 38 años es el tiempo que debemos esperar para poder obtener las primeras cortezas aprovechables del alcornoque para fabricar tapones de corcho para vino, «pensémoslo en el próximo descorche».
Gracias al equipo Masilva por brindarnos la oportunidad de descubrirlo, por su amabilidad e infinitas atenciones. Me quedo con su eslogan «We are cork», of course.