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Mario Reyes vinos Japón

¿Has probado alguna vez, o te habías siquiera imaginado que se hiciera vino en Japón? Pues sí, existe. Desde el año 700 años antes de Cristo. En la zona noreste de la isla, en El Valle Central de Katsunuma. Más concretamente en Yamanashi.

Los primeros datos escritos son del siglo XVI, con viñas traídas por los misioneros Jesuitas. Pero hay datos de restos históricos sobre su elaboración desde una fecha muy anterior.

Vino Japón

La fuerza siempre ha estado basada en la viticultura doméstica con viñas que se forman y cultivan un “parral alto” (altura japonesa). Y es justo antes de la filoxera cuando se empieza con una producción más profesional e industrial, que se ve truncada por la plaga. Por ello muchas bodegas en Yamanashi están inauguradas en los últimos años del siglo XIX.

La Segunda Guerra Mundial trae consigo muchos cambios en la viticultura y el comercio y tras el fin de la misma es cuando los vinos japoneses empiezan a coger forma y estilo. A pesar de ello y en esa época, apoyados por el fundador de Suntory, los vinos eran manipulados con miel o azúcar para quitarles acidez y rusticidad, consiguiendo con ello que los vinos perdieran todo su carácter.

Parrado alto Japón viña vieja

Es a partir de los años 70-80 del siglo XX cuando se empieza a apostar por la calidad con uvas locales y se empieza a encontrar un consumidor más abierto y con gusto que empieza a valorar el vino de la región. Donde hoy se elaboran ya vinos más secos, con barrica y bien elaborados, imitando los estilos más europeos.

Existen en Japón cuatro zonas bien diferenciadas geográficamente. En el norte se encuera Akita, donde se producen básicamente blancos y espumosos basados en la Riesling y la Kerner. También al norte pero más hacia la costa este, está la región de Fukushima donde también se cultivan las blancas, principalmente Chardonnay y… ¡Algo de Albariño!

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Ya en el centro de la isla y más cerca de Tokyo encontramos las dos zonas más famosas. Nagano, que es la más grande con diferencia y donde se produce tintos y blancos de cierta calidad con variedad francesas principalmente. Y finalmente, en una región que visité, encontramos Yamanashi que es la zona histórica, cercana al Fuji y donde se cultivaban dos variedades “locales” de cierto interés.

La uva blanca Koshu que da nombre a la región vinícola de Koshu Valley y produce vinos blancos, ligeros y ácidos. Y la uva tinta Muscat Bailey A , que produce vinos ligeros y maduros muy agradables de beber.

Los vinos de esta región impulsados por la gastronomía y el interés por el mismo de los nuevos consumidores, está consiguiendo cada vez más prestigio y consumo. Su cercanía a Tokyo (1:30 h. en coche) y prácticamente su nula exportación hacen que sus precios sean elevados, de 16€ en adelante con vinos de hasta 70-80€. Y además parece que están empezando a llamar la atención de la crítica internacional. Visitando el lugar lo entiendes todo: Cultura, tradición, respeto por todo, zona emblemática y variedades locales -unidos a una gastronomía de primer nivel- pone sobre la mesa una oportunidad para los cada vez más curiosos aficionados a esta maravillosa y mágica bebida.

En definitiva, en Japón también hay vino. En Japón hay tanto que aprender a todos los niveles… Que espero que las siguientes generaciones lo descubran a tiempo y lo integren en su modo de vida. Un modo de vida que debe servirnos de ejemplo a todos.

Vino Japón

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