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Este 10 de octubre de 2019 inauguramos por fin nuestra nueva tienda de vinos de Las Palmas de Gran Canaria. En la calle Viera y Clavijo número 23. No estábamos en búsqueda activa de un local en la ciudad para abrir una tienda, debemos reconocerlo. Aunque siempre fue una aspiración, conscientes de que era una ‘meta volante’ necesaria para seguir creciendo y para acercarnos de manera definitiva a nuestra amplia clientela particular (tras 12 años dedicados a la distribución)

Terminado el Tasting Room 2019 de Santa Cruz de Tenerife, en Gran Canaria estábamos ya enfrascados en el proceso de traslado y apertura de nuestro nuevo almacén de la calle Guanaboa. Es en ese momento cuando surge la posibilidad de acceso a un antiguo establecimiento situado en el centro de la ciudad. Un lugar muy especial. Una fachada conocida por nosotros y por la gran mayoría de habitantes de la zona por ser tan peculiar: posee dos antiguos mosaicos de azulejo con publicidad, precisamente, de marcas de vinos de renombre histórico.

Se inicia la negociación y la posibilidad era más que cierta. No fuimos capaces de dejarla escapar. Era el momento y todo pasa por algo. Dio comienzo un proceso de algo más de 2 meses de planificación, reforma, decoración y montaje de un nuevo negocio que abrió sus puertas el pasado jueves 10 de octubre de 2019.

Confieso que soy un amante de mi ciudad y un nostálgico sin remedio al que le encanta conocer la historia de calles y rincones, bucear en archivos y ficheros digitales, llegando a localizar a toda aquella persona que sepa aportar un dato que arroje luz y cualquier otro cabo del que tirar para seguir investigando. Y en el caso de nuestro nuevo local, no iba a ser menos.

El edificio de Viera y Clavijo número 23 se construyó en el año 1890. Parece ser que su planta a pie de calle siempre fue utilizada como comercio en una calle importantísima desde aquel siglo en la ciudad. No olvidemos que era (y es) la calle del ‘Circo Cuyás’ (inaugurado en 1898, lugar donde se organizaban no sólo funciones circenses, sino también proyecciones cinematográficas, bregas de lucha canaria, boxeo, peleas de gallos o mítines políticos) El incendio que destruyó el Teatro Pérez Galdós en 1918 impulsó su protagonismo. Todo esto en la calle paralela a la comercial de Triana y a escasos 200 metros del desaparecido Muelle de San Telmo.

Tirando del hilo hacia atrás, justo hasta antes de nuestra apertura, este local era “Gula Decó” (entre 2016 y 2019), un negocio que combinaba la exposición y venta de muebles y piezas decorativas con una propuesta gastronómica de tapas gourmet, vinos y cócteles. Antes de esto fue también “Ping Pong Shop” (entre 2011 y 2012) otro ecléctico proyecto que combinaba ropa y calzado, con su barra de mármol blanco (la misma que hoy permanece y que también utilizó Gula Decó) para copas y cervezas, donde además se hacían proyecciones, conciertos y actuaciones de DJs. Anteriormente fue una agencia de viajes, siendo un local que ha alternado períodos de inactividad de varios años.

Pero en esta búsqueda yo tenía un objetivo muy claro: Las botellas de vino que adornan la fachada exterior en esos mosaicos de cerámica decorativa. ¿Acaso este local se dedicó antiguamente a la venta de vinos? ¿Fue un bar? ¿Una tienda de “aceite y vinagre”, de comestibles, un colmado? Da igual el término con el que lo denominemos. ¿Se vendió vino? Parece lógico pensar que sí. Y si así fue, ¿en qué momento? ¿Quién lo regentó? ¿Quedan descendientes que puedan contarnos algo más? Ahí me entra el ‘picorsito’ investigador y ya no puedo parar.

Rebuscando en archivos fotográficos antiguos, de finales del siglo XIX y comienzos del XX no hay muchas imágenes de la calle Viera y Clavijo (muchísimas, eso sí, de la calle Triana y sus comercios) Y las que hay, prácticamente todas están dedicadas al Circo Cuyás. No he encontrado, por el momento, ninguna en la que se aprecie bien la fachada del número 23. Pero hace unas semanas realicé un descubrimiento que me puso sobre una buena pista. Una fotografía de buena definición, obtenida desde el cruce con la calle Bravo Murillo, en la que un guardia urbano dirige el tráfico subido a su pedestal. Una imagen datada sin certeza entre los años 1940 y 1942.

Si conoces la calle, ten en cuenta que en esos años la circulación de los vehículos era en el sentido contrario al actual. Gracias a la calidad de la imagen podemos ampliar mucho la misma y observo un cartel que me parece que si no está en el número 23 de la calle, debe estar en el número 25. Desde luego, está situada en una fachada una vez pasada la calle Buenos Aires, transversal a Viera y Clavijo. Más atrás vemos el “Cine Cuyás”. En este cartel se puede leer algo así como ¿”Muño”? Quizá sea “Muñoz” y no se ve completo. ¿”Mumo”? No, la tercera letra parece una Ñ, seguro, y lo más probable es que ponga algo así como “Nuño”.

Automáticamente acudo a Google y comienzo a hacer búsquedas con las palabras clave ‘Nuño y Viera y Clavijo’. No resultó fácil, pero gracias a una base de datos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que digitaliza millones de páginas de publicaciones antiguas de las islas, localizo un anuncio publicitario de un negocio llamado “Muebles Nuño”, en la calle Viera y Clavijo número 23. ¡Bingo! Una vez sabido esto, se lee a las claras la borrosa imagen ampliada. Sobre en cartel de Nuño vemos otro más pequeño en el que ahora leemos sin problema la palabra “Muebles”.

Pero encuentro algo más. Google me devuelve un resultado en el que aparece el apellido Nuño, de una mujer que es administradora única de una empresa fundada en la calle Viera y Clavijo 21. Una persona con el apellido Nuño en la misma calle y en el siglo XXI. No puede ser casualidad… Por vericuetos que no vienen al caso acabo localizando a esta persona. No sólo la localizo, sino que me doy cuenta de que la conozco personalmente. No tengo su teléfono pero no me cuesta conseguirlo. La consulta fue directa y la respuesta también: “Sí, Muebles Nuño fue el negocio que tuvo mi abuelo en el número 23. Mi familia fue propietaria del número 21 hasta que lo vendimos, en febrero de este año”. Trato de averiguar más información (¡Toda la posible!) pero ella me emplaza a esperar a que tanto su padre como su tía nos cuenten todo lo que recuerdan al respecto.

Y finalmente su tía aporta mucha luz a un tramo histórico comprendido entre 1935 y 1984: El abuelo de mi contacto, don José Nuño Padrón, abre en 1935 un negocio llamado “Bazar Numancia”, dedicado a la venta de “Cristalerías, calderos, cacharros de cocina, cubos, cocinillas, orinales, palanganas, cremas y tintes, insecticidas, herrajes para muebles, etc, etc”. Pero según nos cuenta esta mujer, su padre utilizaba dos locales. En “el de las botellas” de la fachada estaba el Bazar Numancia y en el de al lado (presumiblemente el bajo de su edificio en propiedad, el número 21) estaba “Muebles Nuño”, con exposición y venta y también un taller de barnizado y tapicería. El local del 23 se dividió en dos partes, y en la trasera (al fondo del local queda todavía la parte alta de una gran puerta y el patio trasero con una gran escalera que sube hasta la azotea) instaló una carpintería. “En esa parte de atrás se hacían los muebles, y en el otro local se tapizaban y barnizaban”.

Pero lo más importante de su declaración“El frontis ya estaba como ahora, porque antes que mi padre alquilara el local, había allí una tienda de vinos”. ¡Confirmado! No dice “colmado” ni “comestibles” ni “aceite y vinagre”, afirma que había una tienda de vinos. Fantástico.

¿De quién pudo ser aquella tienda? ¿Quedará alguien en la ciudad que nos pueda informar al respecto? Ya lo veremos. Pero por ahora tenemos una certeza y un círculo cerrado: Casi 85 años después el local de Viera y Clavijo 23 vuelve a ser una tienda de vinos en nuestra ciudad. Un local con una fachada fantástica que recuerda a Lisboa, a Oporto, pero también a Sevilla, Córdoba, Valencia, Madrid… Incluso a Cantabria y Guipúzcoa. Ciudades en las que todavía existen mosaicos similares de esta cerámica antigua. Que sepamos, en todo el archipiélago canario, sólo existe la nuestra.

“Casa González – Sevilla”

Datar los azulejos de la fachada fue mucho más sencillo. En la parte baja de los mosaicos podemos leer “Casa González – Sevilla”. En internet encuentro fácilmente, y posteriormente me informo en un portal especializado, que la “Fábrica de Losetas de Cemento González” (antes “Carlos González y Hno” – otra casualidad más que en este caso tiene que ver con un servidor de ustedes) fundada a finales del siglo XIX, cesó su actividad en el año 1939 y fue efectivamente la encargada de fabricar los azulejos de nuestros mosaicos publicitarios. Lo demuestra también esta carta comercial que intercambian en 1936 con la bodega Valdespino de Jerez de La Frontera (que no sólo existe aún, sino que es una de las más importantes elaboradoras de vinos de Jerez y cuya distribución actual en Canarias la tenemos en exclusiva en Vinófilos)

Esta fábrica sevillana cerró en 1939. José Nuño Padrón abrió su negocio “Bazar Numancia” en 1935. Entonces la fachada, confirmado ya por varias fuentes, tenía instalados los azulejos publicitarios que afortunadamente han resistido el paso del tiempo y que actualmente –por supuesto- forma parte del conjunto histórico de la ciudad y por tanto es fachada protegida. Hoy celebramos que durante los 49 años que tuvo sus negocios en marcha, nunca decidió cambiar la fachada quitando los azulejos. Nosotros seguiremos protegiéndola durante muchos años más.

Nos quedamos sin saber por el momento quién pudo tener en explotación a principios de siglo un negocio de vinos en este local. Pero hay otra pista sobre la mesa: En otro anuncio de esta misma época encuentro que existió un “Gran depósito de vinos de los Sres. Peña y Hermanos” en la calle Viera y Clavijo esquina Perdomo. ¿Quiénes eran los señores Peña? ¿Cabe la posibilidad de que tuvieran anteriormente nuestro local y que se trasladaran a la esquina con Perdomo para tener mayor capacidad de almacenamiento? Preguntas por el momento sin respuesta.