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En la mayoría de las grandes vinotecas del mundo, esas en las que tienen una amplísima carta de vinos a disposición y venta, puedes ir a mirar, catar, comprar… O a disfrutar allí mismo la botella. Estas vinotecas pueden tener una opción gastronómica más o menos sencilla. Pueden tener opciones de picoteo, latas, quesos… O directamente una buena cocina y sala/restaurante con o sin mantel en la que poder sentarte a almorzar o cenar. La mejor manera de fomentar el consumo para llevar a casa es trabajar con unas tarifas comerciales de tienda, con las que se obtiene un beneficio limitado por cada venta. Los vinos están bien almacenados, bien tratados y expuestos, y un asesor profesional te explica cada vino con detalle. Incluso si le cuentas para qué quieres el vino, qué tienes pensado comer, para qué tipo de evento lo quieres, te asesoran si no tienes muy claro qué llevarte. 

En la experiencia de acudir a estas enotecas y aprovechar para probar algún vino comiendo, habitualmente tienes dos opciones cada vez más extendidas, aunque probablemente en Canarias no es tan habitual encontrarlas:

1.- Tomar vino por copas (afortunadamente estamos consiguiendo que cada vez más restaurantes ofrezcan variedad y cantidad de referencias abiertas para servir por copas)
2.- Pedirte una botella del vino que prefieras. Botella que tendrán perfectamente mantenida a la temperatura óptima de consumo, que será presentada, abierta y servida por un profesional de la sumillería. En buenas copas. Preferentemente cristal Riedel.

Es fácil entender que si los vinos en esta enoteca tienen «precio de tienda» para venta directa, para ser consumidas in situ debe haber un sobrecoste: el llamado «descorche». Esto no significa que te estén cobrando por abrir la botella. No es tan simple. El correcto almacenaje, la conservación a la temperatura idónea, el asesoramiento del profesional, el servicio, las copas. Todo está medido y todo debe ser valorado. Por el empresario y por el comensal. 

Seguro que ya te habrás dado cuenta de que el precio de los vinos en restaurante fluctúa mucho. Al final es decisión del empresario qué porcentaje de beneficio obtener, pero habrás apreciado que a menudo cuanto más «empaque» tenga un restaurante, más caros son los vinos (no siempre, ojo). O que cuanto más turística es la zona, mayor el precio de algunas referencias que conoces de antemano. La estrategia comercial de cada negocio es diferente, pero lo que está claro es que esto condiciona sobremanera el consumo de vino y lo que a nosotros nos gusta es que el consumo aumente, más allá del beneficio. Desde lo comercial, sí, es importante vender. Pero también desde el punto de vista cultural. Extender, difundir cultura de vino. Consiguendo que haya oferta, variedad, que se den a probar vinos llegados desde zonas distintas… Esto es lo que garantiza un futuro estable para el sector: contar, cada vez más, con consumidores más curiosos y especializados. Que exijan mejor producto y mejor servicio. 

Además, esto favorece otra cosa: el consumo de vinos de una gama de precios media y alta. ¿Por qué? Pongamos dos casos prácticos con un servicio de descorche de 7€ y lo entenderás. 

– Vino 1: gama de precio bajo. En tienda 7€. Este mismo vino en la mayoría de restaurantes cuesta 13 o 14 euros. Por tanto, si le sumamos el servicio de descorche de 7 euros acabas pagando prácticamente lo mismo. 
– Vino 2: gama de precio medio. En tienda puedes comprarlo por 18€. Este mismo vino en la mayoría de restaurantes cuesta 30-32 euros. Si a los 18 del coste en tienda le sumamos los 7 euros del descorche, acabas pagando 25€. ¡Ahí sí tienes ventaja! 

Otra cosa importante de los servicios de descorche en las vinotecas: Cobrarte por abrir y servir una botella que hayas llevado tú mismo/a. Imagina ese vinazo caro que te regalaron una vez y tienes en casa durmiendo el sueño de los justos. Nunca sabes cuándo abrirlo. Tiene que ser una ocasión especial, una cena con amigos, un aniversario… Pero el vino es tan bueno que te da cosa abrirlo. A lo mejor hasta desconfías de tu pericia para hacerlo, para catarlo… ¿Habrá acaso que decantarlo? Todo esto lo solucionan en estas enotecas. Por los 7€ del descorche, llevas tu botella para comer allí y el sumiller la enfría, la abre, te ayuda a catarlo, lo decanta si es necesario… Y te ayuda a maridarlo. Son todo ventajas. ¡Piénsalo bien y verás que el descorche ni es caro ni una manera de obtener un rédito injustificado!