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El compañero Óscar Santos empatiza en este artículo con sus clientes y nos habla en primera persona de lo que Vinófilos puede aportar a cualquier negocio hostelero de nuestro archipiélago. Una forma original y efectiva de explicar nuestra filosofía de trabajo. 

La oferta de vinos de mi restaurante debe ser variada, original y si es posible amplia. Por supuesto debe de ir acorde al estilo del local,  propuesta gastronómica y otros aspectos importantes como el perfil del consumidor. Pero sobretodo debo sentirme libre y pensar en confeccionar una carta divertida y atractiva.

El conocimiento sobre mis vinos, los que ofreceré en mi negocio, es clave. Debo saber explicar todas y cada una de las referencias que tengo disponibles, al menos en los conceptos más básicos. Esa es la herramienta fundamental para la venta. También el tener una carta con un diseño atractivo, dinamizar una pizarra de vinos en oferta y por copas, y disponer de un buen expositor. 

La información que debemos dominar se basa en la zona de producción,  variedades uva,  algo relevante de la elaboración (tiempos de barrica, estilo, parcela, tipo de suelo, edad del viñedo…) y un argumento de elección del vino (el porqué lo hemos seleccionado entre tantos).
Deberíamos cubrir todos los gustos: fondo de armario,  atrevidos,  económicos,  divertidos,  frescos,  golosos, corpulentos… Podremos llamarlos como queramos pero todos tendrán que responder sobre su zona,  variedad,  tipicidad… Y por supuesto por su calidad (y su relación con el precio).
Por otro lado creo que tenemos que dejar de suponer que el cliente habitual no tiene ni idea. Tratar a todos por igual, pararnos del mismo modo ante cualquier tipo de comensal y pensar:  ¡Toma vino! Perfecto. Es “de los nuestros”. A lo mejor teníamos razón y estamos ante un neófito inexperto. Probablemente porque el mundo del vino se ha vuelto muy complejo en los últimos tiempos pero, siempre, debemos preguntar y escuchar cuáles son sus gustos, qué es lo que toma habitualmente. Esto nos ayudará mucho a guiarlos si no encuentran sus “marcas habituales” en nuestra carta y precisan de asesoramiento.
A menudo cuando hablo con clientes me dicen que “lo que funciona es el Rioja y el Ribera”. ¿Y no será que predisponemos al consumidor a estas dos magníficas zonas con demasiada frecuencia? Hay muchas otras opciones en el mercado. La variedad de marcas es una cosa  y otra distinta el tipo de vino. 
Si abrimos nuestra mente y nos atrevemos a trabajar otras zonas, enriqueceremos nuestra propuesta. A modo de estructura básica creo que debe haber una buena selección de vinos locales, con coherencia en estilos y que sean representativos.  En cuanto al resto de oferta nacional lo ideal sería hacerlo lo más variada posible en tipos de uva, zonas y estilos. 
No podemos olvidarnos de tener referencias de vinos extranjeros. Creo que en Canarias es algo obligatorio teniendo en cuenta el sector turístico.  Muchos visitantes nos medirán por la propuesta de vinos internacionales. Quizá por este motivo se «arriesguen» a pedir vinos locales o nacionales. La sensación de criterio y conocimiento del producto, genera confianza.
Por otro lado creo que tampoco podemos olvidar el tener un apartado de vinos de Andalucía occidental (Jerez,  Montilla…) Espumosos y dulces.  Los vinos de Andalucía son únicos en el mundo, los espumosos son perfectos iniciadores de comidas. Con los dulces haremos redonda nuestra propuesta, pensando en maridajes o bien en una alternativa a la copa o licor de la sobremesa. Incluso para muchos, será su propio postre.
Si queremos que hablen de nosotros tras visitarnos, nos distinguirá de manera especial el tener una amplia oferta de vinos por copas. Blanco, tinto, rosado, espumoso, dulce y fino/manzanilla. Y tener incluso una oferta de vinos fuera de carta, que nos permita testar gustos y tendencias en cada momento.
En línea de precios mi visión es apostar por vinos competitivos pero siempre hay una liga de vinos sobre los que “no importa” su precio. Lo que verdaderamente importa es el vino en si mismo, siempre que los márgenes sean coherentes, claro está. 
En Vinófilos trabajamos con la premisa del asesoramiento y la formación. Somos representantes de muchos proyectos/bodegas y nuestro compromiso con ellos es hacer bien nuestro trabajo, que no es más que no hacer distinciones en lo que ellos hacen. Hagamos las cosas bien, entre todos, a ver si conseguimos revertir las estadísticas de consumo de vino en España. Que es inexplicable que siendo el mayor “viñedo” del mundo, el consumo medio en nuestro país sea de los más bajos de las “ligas superiores”. ¿Nos fijamos la “Champions” como objetivo?