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Sumiller Pitos y flautas
Cada día se escucha hablar más de ellos. Están de moda los sumilleres. Pero ¿qué ocurre en esta profesión que los hace tan singulares? O por lo menos eso parece. Tal vez sólo sea porque hablan en una lengua metafórica (a veces metafísica diría yo) que muchos no llegamos ni a dilucidar de qué diablos se trata esto de los polifenoles y las sacaromices. Son los llamados expertos del vino, guías de lo que debes o no debes beber y como no, con qué debes tomarlo. 

Cierto es que de todo hay en este mundo y que de muchos me fiaría tanto como de mi sentido del baile para conquistar a mi mujer, pero reconozco que algunos/as están preparados. Y muy bien, por cierto. 

Muchos comienzan en esto del vino a través del trabajo en restaurantes y como el roce hace el cariño se van enterneciendo con este mundo. Hay a quienes ‘les picó el gusanillo’ en las escuelas de hostelería y de ahí continuaron con esa afición-oficio.

Pero para ser realmente un profesional en un ámbito tan subjetivo y sensorial como lo es el mundo del vino, hay que estar muy, pero que muy bien formado. De hecho como en cualquier materia que se precie cada día te darás cuenta de lo poco que sabes y lo mucho que te queda aún por saber. Esa será la vara de medir entre éstos y los demás sumilleres, que por falta de formación crearán mitos y fábulas para envolverte en un mundo esotérico en el que serán dueños de la piedra angular del saber… Inventar. 

O quizás tengas la suerte de dar con un profesional como hay tantos en otras profesiones. Sí, de esos que acuden a academias a estudiar, que se esfuerzan en saber más, que se marchan a otras zonas para adquirir experiencia, que escuchan antes de opinar, que siempre buscan más… Ahí podréis ver la diferencia entre que te cuenten algo para presumir de “lo que yo sé y tú no”, o que lo hagan por el simple hecho de compartir lo que te apasiona.

Estamos inundados de publicaciones y consejos, de tendencias y modas, de biodinámicas y ecológicos, de pitos y flautas, pero no perdáis la esperanza. Porque entre todo este raspón y hollejo, hay grandes profesionales que os asesorarán bien. Y además, ¡sólo si lo pedís!

Aquí dejo mi opinión, que no un consejo: Cuestiona, compara, haz tus propias valoraciones entre tanta palabrería. Porque en la formación y la humildad está el camino.