Casualidades son las que nos llevan a conocer al joven Alvar de Dios y su proyecto en Toro. Un enólogo de corta y variada experiencia elaborando vinos, que hereda un viñedo familiar al sur de la D.O. a 700 m. de altitud, en una zona de viña vieja y buenos suelos. Allí y con su visión del vino actual y los recuerdos de los vinos tradicionales que se bebían en su casa, comienza a elaborar vinos muy bebibles, sin sobremaduración, sin exceso de paso por barricas. ¡Sin concentración!