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Por Óscar Santos

 

Hablar de Ribera del Duero es hacerlo de un modelo de éxito de los últimos 40 años. Mucho más joven de lo que en principio puedes pensar. No es que en esta zona no se hiciera vino con anterioridad, por supuesto que sí, históricamente. Pero el nacimiento de esta Denominación de Origen concreta con su Consejo Regulador en 1982, significó acotar una zona de Castilla y León, repartida en 64 pueblos en Burgos, 25 de Soria, 24 en Valladolid y 5 en Segovia.

Ribera del Duero, está ubicada en la Meseta Central en el Valle del Río Duero. Rodeada por una sucesión de montañas, el Sistema Central y Madrid, La Cordillera Cantábrica y Montes de León. Por tanto hay un primer apunte importante que debes hacer: No existe una Ribera del Duero “etiquetable”. No sirve decir “los vinos del Duero son…”. ¿Cómo son? Hay muchas zonas distintas, en las que se elaboran vinos muy diferentes por ser diferentes sus suelos, sus climas, sus orientaciones… Y por supuesto por las diversas maneras de trabajar de sus productores/as. Unos más clásicos, otros más rompedores, pero todos haciendo uso de las fantásticas cualidades de este paisaje castellano.

Un joven Juan Carlos Vizcarra en la antigua sala de barricas

Hablar de Bodegas Vizcarra, nuestra bodega del mes de junio, es hacerlo de un proyecto también joven que empieza en 1991. Juan Carlos Vizcarra comienza con una visión clara de identidad de su zona: aprovechar el potencial de su viñedo, clima extremo, suelos pobres y poder extrapolarlo al vino. Además toma las riendas de su bodega familiar tras formarse en Rioja, lo que le ha permitido desde sus comienzos tener una mirada diferente sobre lo que se venía haciendo en Ribera desde siempre. A todo esto hay que sumar la intuición y percepción de su padre, José Manuel Vizcarra Aguado, que se dio cuenta del gran potencial de su zona y ya comenzó a plantar viñedo en los años 80.

Vizcarra es por tanto una bodega familiar que está ubicada en Mambrilla de Castrejón (Burgos) que es un pequeño balcón de la Ribera del Duero. Actualmente tienen 60 hectáreas de viñedo entre Mambrilla de Castrejón y Roa del Duero. La altitud de estas tierras está desde los 800 metros y hasta los 910 metros de una reciente plantación. La viña más joven ronda los 30 años y las más vieja está en torno a los 60 años.

El principal peso varietal recae sobre un clon antiguo de Castilla y León de Tinto fino (Tempranillo) por adaptación, por identidad y entre sus características a destacar, que tiene un hollejo o piel más gruesa. Es la contribución para mantener un legado “de raza” de esta versión de la variedad de uva. Trabaja otras como la Merlot, la Garnacha y la blanca Albillo Mayor.

La grúa que permite el trabajo por gravedad

La forma de trabajar en bodega es el resultado de la experiencia y aprendizaje de todo este tiempo, “nunca puedes pensar en que lo tuyo es lo mejor, siempre hay algo que mejorar”. En primer lugar destacar que Juan Carlos fue pionero en la zona utilizando la gravedad como medio principal para el movimiento de la uva y los mostos desde que entran en bodega hasta que son embotellados.

Luego, en función de la parcela o finca, edad de la viñas y potencial, elabora de una forma u otra. Desde dejar algo de raspón, uva entera tipo maceración carbónica, maceraciones más largas o cortas, uso de barricas grandes o más pequeñas… No hay una receta exacta con más o menos tiempo en madera. Como dice siempre Juan Carlos: “¡No hay una fórmula!”. El objetivo es el trabajo bien hecho, como punto de partida. Por supuesto todos los vinos de la bodega son únicos y con estilos diferentes. Voy a hacer un repaso sobre cada uno de ellos:

La amplia selección de vinos de Vizcarra

Vizcarra 15 meses, viñedo con al menos 20 años. Es un vino que tiene un estilo marcado y potencial de la zona. Con cuerpo y concentración para los 15 meses de barrica que combina entre roble francés y americano. Un vino con una muy buena relación calidad precio.

Torralvo es un vino que te emociona. Unas de las viñas más viejas, con bajo rendimiento, 18 meses en barrica de roble francés. Un vino maduro y concentrado, de buena acidez, con aromas y sabores a frutos rojos y negros. Quizás estaría bien una clasificación que destaque la singularidad de parcelas, pueblos, viñas viejas, tinta del país de viña vieja etc…

La idea más de vino joven, fresco, frutal y divertido de tomar lo encontramos en el Senda del Oro con viñedo más joven y paso de 7 meses barrica roble francés y americano.

Uno de mis favoritos es también una de sus últimas novedades: el Rosado de Vizcarra, Tinto Fino, con barrica, para refrescarse y con muchos recuerdos de Ribera del Duero. Sus aromas son de tinto muy joven, muy frutal, frutos rojos y flores.

Alejandra  es el blanco (uno de los primeros de la DO Ribera del Duero, recordemos que en esta zona no se podía elaborar blancos hasta hace bien poco) Es un vino también recién llegado que además sale a la luz con un motivo muy especial: en homenaje a su mujer. Hecho con la Albillo Mayor, que siempre ha tenido en proporciones pequeñas en varias parcelas. Aquí hay una elaboración de vino blanco con mucha identidad varietal. Macera las pieles durante dos días, fermenta mitad en barrica y mitad en acero. Además pasa 14 meses en barrica de 500 y 225 litros. Un blanco de guarda que evoluciona maravillosamente.

Y más referencias, en la línea de Celia e Inés  , donde la Tinto Fino se combina con Garnacha en Celia y Merlot en Inés. Vinos más personales, que llevan los nombres de sus dos hijas y por tanto con mucho cariño embotellado. Nacen con una idea parecida al Torralvo, pero reflejando mucho las parcelas y el toque elegante de las uvas minoritarias que los terminan de cincelar.

Torralvo Gran Reserva, sólo en añadas singulares, es un vino que conmemora los primeros 25 años de la bodega, 25 vendimias. Un vino muy especial para Juan Carlos Vizcarra, donde lo da todo seleccionando lo mejor de lo demás y demostrar la gran longevidad de su mejor Tinto Fino, con 30 meses de barrica.

Los monovarietales Garnacha y Merlot (este último agotado) ambos de selección masal de las parcelas de Celia e Inés son vinos serios que han resultado un éxito brutal. Ambas variedades se ensamblan bien con Tinto fino pero Juan Carlos nos demuestra que tienen personalidad suficiente por si solas para mostrarnos esa otra cara de su Ribera burgalesa.

Vizcarra es ya un peso pesado dentro de esta zona. Pero tenemos la sensación de que esto es sólo el comienzo, queda por delante mucha trayectoria y buena proyección. Cuando tienes la suerte de conocerla un poco desde dentro te das cuenta de que no es solo un proyecto comercial. Hay una preciosa familia detrás y se trata de un proyecto de vida para Juan Carlos, Alejandra, Celia e Inés. Sin duda una labor de mucho esfuerzo y perseverancia.

Por ahora el relevo está asegurado con Celia, a punto de terminar sus estudios de enología, con sus ideas, su visión y su personalidad. Hace unos días tuvimos el placer de recibirla junto a su padre en Canarias y es para nosotros una alegría inmensa comprobar que el legado de Vizcarra continuará en buenas manos, las de la familia propia.