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Vinófilos
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Paris y su Vinexposium, podría ser ahora mismo el núcleo más importante del sentir del mundo de vino. Todo el movimiento que genera esta ciudad de diez millones de habitantes alrededor del vino, su cercanía a las prestigiosas regiones de Champagne, Loire o Borgogne. Su amplio abanico de hostelería de alta calidad y valor, así como las ferias paralelas de movimientos más minoritarios, hacen de esta ciudad el mejor lugar del mundo en estos momentos para escuchar al mercado global.

La multiculturalidad del vino, está indefectiblemente unido a su geografía y pocos sectores en el mundo (quizás ninguno) son capaces de mostrar tanta diversidad, juntarla en  un mismo espacio y convivir en armonía. Sin duda el lenguaje del vino es universal y la calidad de todas las regiones transversal a los países que lo producen. La gran oportunidad que nos brinda “Wine Paris” es catar vinos de los dos hemisferios, de todos los continentes y de lugares fuera del radar habitual del sumiller. Además, de la mano de los enólogos y/o propietarios. Es algo que hace que se convierta más en un ‘máster’ vinícola que cualquier otro tipo de experiencias que podamos vivir los sumilleres y vendedores de vino en general.

Lo vivido en estos días lo resumo en 4 puntos:

  • La tendencia hacia lo orgánico: Vinos menos intervenidos, que respetan la tierra (o quieren pensar más en ella) vinos que buscan el sabor, si, pero también la digestibilidad y la pureza como valor principal. No cabe la menor duda de que el que no abrace con conciencia y respeto su ‘terroir’, quien no lo cuide, no podrá extraer de él su verdadera esencia. Y el mercado va a penalizar cada vez más todo lo que no esté unido a esto.
  • Francia e Italia son los grandes dominadores del mercado del vino global: Los que mejor valoran y dan unidad de “marca-país”, los que más invierten en su puesta en escena y generan un ‘plus’ detrás de sus botellas y su regiones más prestigiosas. Los clientes (profesionales o no) que les siguen, les buscan, les admiran y pagan gran dinero por sus botellas. Unos por negocio, otros por prestigio.
  • La clave de la calidad es crear valor: El vino es uno de los mejores ejemplos de eso. Vemos cómo un producto agrícola es capaz de atrapar millones y millones de euros en comercio e inversión. Las únicas caras que no se ven tristes, son aquellas que trabajan en los segmentos altos, donde está el dinero, donde se mueve el prestigio y donde el precio no es un condicionante para la compra. Desde Argentina a Portugal o Australia. Las bodegas más caras son las que más sonríen.
  • La tendencia mundial de vino LA (low alcohol) o NA (non alcohol) estamos ante algo real, serio, consistente y que viene muy fuerte. Nunca antes había visto en una feria tanto mensaje y tanto productor de vinos 0,0%. Tantos vinos y proyectos trabajando en la reducción de alcohol en sus productos. Para algunos una nueva bebida, para otros un nicho de negocio. Y para muchos otros una apuesta seria por hacer sus vinos más bebibles y más ‘healthy’.

Por lo demás, vuelvo feliz de este Wine Paris 2025. Porque llevo más de quince años viajando a ferias internacionales y creo que esto marca una gran diferencia en el catálogo Vinófilos y en nuestro mercado. Primero por nuestro afán incansable por la formación interna, que llega de manera indirecta a nuestros clientes, y segundo por saber lo que pasa en el futuro inmediato del sector. Para llevar a nuestros clientes, amigos y trabajadores al ritmo que marca el mercado mundial y no al ritmo del escueto y confortable entorno más cercano. Porque este mundo del vino está en constante cambio y tenemos que permanecer siempre muy atentos.