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El color no marca la calidad

Les cuento una anécdota que explica muy bien la importancia del color en el vino: Junio de 2017 en las instalaciones de INFECAR, donde celebramos un gran Tasting Room que hizo historia para nuestra empresa. El sumiller Josep Roca fue nuestro invitado especial, inauguró el acto el presidente del Cabildo y cientos de personas pasaron por nuestro evento entre profesionales y particulares que no quisieron perdérselo.

Era ya por la tarde y yo recorría las mesas de nuestras bodegas, entre otras cosas por controlar si necesitaban algo. Llegué hasta la mesa del gran Bertrand Sourdais que explicaba sus vinos ante los presentes.

Bertrand es un enólogo francés con una trayectoria espectacular enraizada en su ‘Domaine de Pallus’ (Valle del Loira, Chinon, Francia) y las 12 hectáreas del Grand Cru que su familia posee en este lugar único. Trabajó también en Chile. Y desde hace unos años asentado en la Ribera del Duero más soriana tras su paso por Dominio de Atauta y actualmente con sus propios proyectos personales: Antídoto y Dominio de Es.

Bajo la marca Antídoto, Sourdais elabora vinos tintos pero también dos rosados que se enmarcan dentro de perfiles muy concretos: por un lado el estilo provenzal de vinos rosados y por otro la recuperación del estilo de los tradicionales “claretes” propios de la Ribera. El gran “Le Rosé” y su hermano menor “Roselito”.

Justo en el momento en que yo me acercaba un asistente le preguntaba que cómo podía ser que Le Rosé tuviera un precio similar al de un gran tinto crianza de su zona.

  • ¿Y por qué no va costar lo mismo? – contestó preguntando el enólogo.
  • Hombre, porque estamos hablando de un vino rosado.
  • Claro, pero es que para elaborar este vino rosado yo uso las mismas uvas de gran calidad con las que hago los vinos tintos. Estamos hablando de un vino rosado TOP, pensado para un mercado de nivel y tiene un precio acorde.

¡Pues claro! Es increíble como estamos acostumbrados a denostar el vino rosado por pura ignorancia. ¿Qué tenga ese color le condena a no ser un buen vino?

Cuando ves el color de un vino en la botella, da igual que sea un rosado, que un blanco con crianza que adquiere tonos dorados, que un vino naranja o un tinto joven de color no muy oscuro, las conclusiones que podrás sacar serán sobre aspectos técnicos, de decisiones tomadas por el/la enólogo/a durante los procesos de elaboración.

El tiempo que las pieles permanecen en contacto con el mosto (para cualquier tipo de vino) será un factor importante en la intensidad del color. Se habla del concepto de “extracción”. El tiempo que el vino tiene de crianza ya sea en depósitos de acero, arcilla, hormigón, barricas o en las propias botellas, también es capaz de cambiar el color. Pero nunca el resultado final del vino en cuanto a calidad.

Un año entero de trabajo en el campo, las metodologías y decisiones tomadas en bodega siempre para obtener al final el mejor vino posible, no merecen que en el último momento lleguemos con una mirada equívoca, condicionada y, sin haber probado el vino, sentenciemos su calidad basándonos en un dato tan simple como el color. La única manera de decidir esto (o simplemente si nos gusta o no el vino que tenemos delante) será probándolo, en un ejercicio de cata objetivo y sin prejuicios.