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Carlos Echapresto Escuela de Sala Canarias 2

En la tarde del lunes nuestra Escuela de Sala dio el pistoletazo de salida con la visita de una de las personas que más y mejor saben explicar Rioja: Carlos Echapresto. (Venta Moncalvillo,  con una estrella Michelin) Va de frente y habla muy claro. No se casa con nadie. Ama su zona, pero critica con energía todo aquello del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja con lo que no está de acuerdo. Al tiempo que sabe reconocer lo que merece alabanza. Y la frase con la que titulo este artículo fue una de las grandes perlas que nos dejó la noche del pasado 22 de enero. 

Su ponencia, bajo el título “Pasado, presente y futuro de los vinos de Rioja” permitió a los asistentes comprender desde la óptica de quien vive y analiza esta zona desde dentro, que las vicisitudes por las que atraviesa deben entenderse en un contexto histórico. Me gustó mucho la forma en que nos contó que el vino de Rioja más tradicional es aquel que evolucionó a partir de lo que los agricultores de mediados del siglo XX tomaban acompañando la comida con la que almorzaban tras el jornal.

“El gran éxito de Rioja ha sido y es la agricultura. Los labradores llegaban a casa y comían algo de verdura, legumbre y cordero. Y para bajar aquella carne sabrosa y grasienta necesitaban vinos del perfil que se elaboraban por aquel entonces. Lo mismo ocurría en la Ribera del Duero. Y en el País Vasco con los Txakolis. Y en Galicia con el albariño…” Como la gastronomía ha cambiado, en una sociedad cada vez más global, los propios habitantes de la zona han variado sus costumbres alimenticias y eso pide otros vinos. Se amplía tanto el abanico que ya no es sólo que haya quien recupere parcelas y haga vinos singulares, sino que los perfiles son innumerables.

Carlos Echapresto Escuela de Sala Canarias

 
Al respecto de los renombrados “vinos singulares” que actualmente han ganado visibilidad en la zona, reconoce que la polémica suscitada no es nueva: “El consejo regulador lleva unos 8 años para normalizar esto. Hay un órgano de control exclusivo para las parcelas de vinos singulares”. Pero para Echapresto en Rioja hay mucho por hacer. Critica que no existan sumilleres en el panel de catas de la DO. “Se evalúan los parámetros técnicos, pero en mi opinión hay que calificar, más que clasificar. Cuando el análisis es eminentemente técnico, si un vino no tiene defectos ya es aceptado en Rioja. Pero igual es un vino que tampoco tiene virtudes. Y ahí hay un problema.”.

A pesar de lo dicho, afirma de forma contundente: “Soy optimista con el futuro de Rioja. Además lo veo en blanco. Porque los blancos son el futuro y porque hay mucho por escribir todavía.  Hay una apuesta clara por la calidad por parte de muchas bodegas. Pero Rioja será verdaderamente grande el día que haya bodegas que produzcan 50000 botellas por encima de los 50€”. No es mal reto. Que sin duda traerá un gran porvenir para la zona.