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El evento pasado fue bastante concurrido, percibimos un público particular deseoso de probar vinos que no están tan al alcance de consumo en los restaurantes, en comparación con el público de hostelería que lo notamos más precavidos en la compra para sus clientes. Respecto a esto, la lectura que hago es que el cliente final, el que sale a disfrutar, viaja y le gusta probar vinos nuevos, a lo que animamos al restaurador que disponga en su carta de vinos, referencias diferentes, no solo las que se venden, si no las que te hacen posicionarse, enamorar al cliente y engancharle. ¡Pruébalo!

Ese día catamos unas cinco bodegas de distintas zonas, empezamos con Guy Mea, un champagne premier cru impresionante, para los que se animen la bodega nos ha colaborado en esta fecha con un 5+1. La segunda mesa, que causó mucha sensación fue Zusslin de Alsacia, pioneros en la biódinámica y representado por 5 vinos que elaboran. Por supuesto estaba Magali, nuestro gran Provenza, elegante y sabroso. Otro de los vinos que más gustaron fueron los de Vincent Pinard, frescura, elegancia y con mucho nervio. La novedad sin duda fueron los AMI, expresión Borgoña, una gran interpretación del territorio y de una viticultura libre de químicos.

Para terminar, Château Thieuley puso un broche a la sobriedad, a lo de siempre, Burdeos que dejaron buen sabor de boca a toda la gente.

Estos son las bodega que se representaron, para todos los gustos y para todas las cartas, algunos más cómodos para vender, otros para sorprender y otros para romper con los moldes buscando el riesgo saliendo de lo convencional.