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Seguramente la marca Mogarén, si no la conoces por haber probado alguna vez sus vinos, te suena dentro del sector del vino canario. Y es que estamos hablando de una bodega histórica, de gran tradición en Gran Canaria (Registro de embotellado Nº6) que los hermanos Miguel y Segundo Martel supieron hacer crecer siempre haciendo buenos vinos.  Desde hace un tiempo, con la cercanía de la edad de jubilación, tomaron la decisión de ir dejando atrás la presión de elaborar vino para comercializar cada año, “a no ser que alguien quiera coger el testigo y aprovechar la uva y la bodega”.

Así fue cómo esta situación llegó a oídos de Mario Reyes, sumiller, fundador de la Enoteca El Zarcillo desde hace 21 años y gerente de la distribuidora “Vinófilos” desde hace 15, quien desde principios de 2021 junto a su amigo Juan Rodriguez, se hace cargo del proyecto, dando un giro a la idea de lo que se había hecho hasta ahora. La ilusión de Mario por hacer sus propios vinos existía desde siempre y nunca abandonó la idea de, en algún momento, invertir la energía necesaria para ello. Finalmente el proyecto Mogarén, teniéndolo todo (viñedos, fruta y una bodega en funcionamiento) se puso ante sus ojos y no lo pudo dejar escapar.

La bodega se ubica en las Vegas de Valsequillo. Cuenta con unas dos hectáreas de viñedos plantados en pie franco y en propiedad de Listán negro, Baboso Negro, Listán blanco y pequeñas cepas sueltas de otras variedades. Además cuentan con dos parcelas más en el pueblo de Valsequillo y otra en la zona de Utiaca (San Mateo) con una composición varietal bastante parecida. Las cepas van desde los 20 años a cepas centenarias de Listán negro. Y están mayoritariamente cultivadas en espaldera y parral bajo.

La apuesta principal y la ‘vuelta de tuerca’ que antes citamos, ha sido la de trabajar en todo momento con el mayor respeto al medio natural, eliminando cualquier producto químico de síntesis y haciendo una gran labor de observación y trabajo manual para, por un lado, tratar de extraer la máxima autenticidad del terroir y por otro recuperar la viña para empezar a hacerla ‘a nuestra mano’.

Al acercarse el momento de la vendimia se encontraron en las semanas previas con un clima duro, con riesgo de enfermedades, reducción de la producción por sequía extrema y una ola de calor de varios días, lo que les hizo adelantar bastante la fecha de inicio de la recolección. Fue un momento ilusionante y a la vez de mucha tensión donde había que decidir qué hacer y cómo hacerlo.

Así que, sin dudarlo y sin miedo decidieron lanzarse a la elaboración de un vino Natural. Aunque esta palabra a veces da “miedo”. Un vino libre, espontáneo, vivo, desnudo… Un vino sin intervención ni más ayuda que sus manos, sus pies y el cariño que han sabido ponerle. Un vino que es 100% uva. Un producto artesano, sin maquillajes, que pretende mostrar el alma pura de una cepa, convertida en fruto y luego hecha naturalmente vino.

Este Mogarén Tinto 2021, primer vino comercializado en el nuevo proyecto, se elaboró en parte con uva entera en un depósito de acero durante una semana, para luego ser prensado y puesto nuevamente en acero hasta el final de la fermentación. Luego sin haberlo filtrado, ni clarificado, se crió el 50% en una barrica dé roble francés Magreñan de 4º uso de 500 litros durante 2 meses y se ensambló para su posterior reposo hasta el embotellado en noviembre de 2021.

Todo está cuidado en él. Tiene todo el cariño de un grupo de gente que soñó en elaborar el primer vino natural de Gran Canaria. Y están muy orgullosos por la valentía y por el resultado obtenido.

Si no lo has probado consigue ya una de las 1000 botellas de esta edición limitada. No será la única, pues están trabajando en más ideas que verán la luz en el futuro. Un futuro cargado de naturalidad… Y mucha ilusión.